El Consejo de la Información de Cataluña tramita la queja de un particular contra un chiste de Ferreres publicado en El Periódico en la sección Animus iocandi (el pasado 16 de agosto de 2012 ).
El reclamante considera que como ex-empleado de banca, dicho chiste es una clara inducción a la violencia hacia un colectivo muy concreto.
“En los tiempos que corren, los” banqueros “están considerados como los culpables de todos nuestros males, pero se debería explicar, al conjunto de la sociedad, la diferencia entre un” banquero “y un” empleado de banca ” , y esta tarea correspondería a unos medios de comunicación interesados en difundir informaciones objetivas “.
Sin respuesta del diario
El Consejo de la Información de Cataluña se dirigió a la dirección del diario para pedir las oportunas alegaciones, sin que hubiera ninguna respuesta por su parte.
El CIC no ve vulneración del Código Deontológico
El Consejo de la Información de Cataluña considera que el chiste motivo de la queja no vulnera ninguno de los artículos del Código Deontológico de la profesión periodística catalana.
Los periodistas que contribuyen a los medios con sus opiniones, como es el caso del dibujante afectado, tienen completa libertad de expresión excepto cuando incitan a la violencia, lo que se hace muy difícil de afirmar en el caso que nos ocupa.
Hay códigos éticos europeos que dejan claro que el ámbito de la libertad de expresión es más amplio que el de la información, sobre todo si se trata de humor. En este sentido, es pertinente citar aquí la sentencia del Tribunal Constitucional español 23/2010, que dice que “la caricatura constituye, desde hace siglos, una de las vías más frecuentes de expresar mediante la burla y la ironía, críticas sociales o políticas “. Y añade la citada sentencia: a menudo “este tipo de sátira es una forma de expresión artística y crítica social que con su contenido inherente de exageración y distorsión de la realidad persigue naturalmente la provocación y la agitación”.
Este margen más amplio de la libertad de expresión humorística viene aún más justificado porque el tema tratado con ironía tiene un indudable interés público en este contexto de crisis económica en la que juegan un papel destacado el sistema bancario y financiero.
