Tal y como avanzó el Consell de la Informació de Catalunya, ha encargado un informe sobre la información publicada por la prensa digital no sólo catalana sino también española e internacional, en relación con los atentados terroristas en Barcelona y Cambrils el pasado 17 de agosto, el cual ha permitido conocer el comportamiento que tuvieron los diarios estudiados, en el marco del Código Deontológico de la profesión periodística en Cataluña.

Según el estudio, elaborado por el equipo investigador de MediaACES, la mayor parte de los medios digitales examinados han respetado un gran número de los principios recogidos en el Código Deontológico, por el cual vela el Consell de la Informació de Catalunya: se ha ofrecido a los lectores información precisa, esmerada y contextualizada; se han utilizado métodos lícitos para obtener información; y se ha empleado un amplio abanico de fuentes informativas para desarrollar y sustentar la cobertura. Sin embargo, el incumplimiento otros principios recogidos en el Código nos ayuda a reflexionar sobre los retos y desafíos ante los cuales se encuentran los periodistas en situaciones de este tipo.

Una de las cuestiones fundamentales sobre la que hay que pararse es el incumplimiento de manera generalizada del principio 11 del Código Deontológico del Col.legi de Periodistes de Catalunya, que hace referencia a la protección de los derechos de los menores. En este apartado se especifica de forma clara que “hay que evitar la difusión de la identidad de los menores cuando aparecen como […] inculpados en causas criminales” y que “como norma general, los menores no tienen que ser entrevistados ni fotografiados o filmados sin el consentimiento explícito de sus padres”. Aún así, se ha localizado un gran número de noticias que incluyen la identificación de uno de los implicados, menor de edad. Del mismo modo, se han publicado varias imágenes de menores desalojando la zona afectada por el atentado.

Las imágenes publicadas por varios diarios ponen en cuestión el respeto al derecho a la privacidad puesto que en ellas se puede ver claramente la identidad de las víctimas supervivientes, así como algunas de las mortales. El uso y abuso de la imagen en la era digital hace difusa una frontera que habría que mantener firme, como es la distinción entre el interés público y privado. En este punto también hay que señalar el problema que plantea el acceso que dan algunos diarios a través de sus noticias a contenido audiovisual (fotografías y vídeos) creado generalmente por usuarios o por otros medios, y que contienen imágenes de extrema dureza. Varios medios no hacen ningún tipo de advertencia a sus lectores sobre este contenido, de forma que exponen a los ciudadanos a un tipo de contenido que no cumple con los principios elementales de la ética periodística.

Por otro lado, se menciona en multiples ocasiones el origen de los presuntos responsables del ataque, el que puede contribuir a estigmatizar este origen nacional y a criminalizar el hecho migratorio en general, como se recuerda a la Anexo F: Recomendación sobre la cita de nacionalidades y etnias del Código Deontológico.

Todas estas observaciones (a las cuales habrá que sumar nuevas investigaciones sobre la cobertura de los atentados sucedidos en otros ciudades como Londres, París o Berlín), tienen que permitir a los periodistas reflexionar sobre las buenas y malas praxis en el tratamiento de atentados terroristas, con el fin de que este debate revierta en su ejercicio profesional presente y futuro. El conocimiento de estas carencias también tiene que servir para que los ciudadanos adquieran una conciencia crítica sobre la ética profesional y la calidad informativa que hay que exigir a los medios de comunicación, ya sean de titularidad pública o privada, en las sociedades democráticas.

La cobertura informativa dels atemptats de Barcelona i Cambrils a la premsa digital catalana, espanyola i internacional PDF en català