Bajo el título Periodismo en defensa de la dignidad de las personas, el miércoles 16 de noviembre se celebró en la facultad de Comunicación de la Universidad Ramon Llull (URL) la cuarta sesión del ciclo Los retos éticos del Periodismo, que conmemora el 30 aniversario de la promulgación del Código deontológico de los periodistas y los 25 años de la fundación del Consejo de la Información de Catalunya (CIC). En el transcurso del acto se debatió sobre cómo debe informarse de los temas referidos a la salud mental de las personas y si es necesario revisar la prevención que el periodismo ha mantenido hasta ahora a la hora de hablar del suicidio, para evitar, en la sociedad, un efecto mimético.
En nombre de las entidades organizadoras, dieron la bienvenida a los asistentes el decano de la facultad de Comunicación de la URL, Josep Lluís Micó, el secretario general del CIC, Josep Rovirosa, y la vicedecana del Colegio de Periodistas (CPC), Núria de José. Micó se mostró satisfecho por acoger el acto, porque “la reflexión sobre la ética está en el centro en todos los estudios de nuestra universidad”. Rovirosa animó a los estudiantes a hacer suyo el debate para poder sentirse también suyo el Código deontológico y adaptarlo en el futuro, si es necesario, a las nuevas necesidades del periodismo. De José hizo hincapié en los documentos que el Colegio elabora periódicamente sobre el tratamiento periodístico de los temas de actualidad y puso en valor el vínculo que el Colegio y el CIC han establecido con las universidades del país.
A continuación, y como moderadora de la mesa redonda central del acto, la directora del grado en Periodismo de la URL, Patrícia Coll, presentó a los ponentes, las periodistas Carla Turró, Sara Muñoz y Marta Arrufat y el psicólogo Roger Ballescà .
Turró hizo hincapié en que, ante las informaciones donde se debe hablar del dolor de las personas, la periodista debe tener sensibilidad y empatizar con la gente que sufre, entender y explicar el contexto de la información y, sobre todo, no deshumanizar las víctimas del sufrimiento. “Los periodistas -explicó- debemos aprender a ser fuertes ante las situaciones de dolor”, porque sólo así podremos explicarlos.
Sara Muñoz, en tono de autocrítica, se preguntó si los periodistas, ahora mismo, estamos fiscalizando suficientemente las promesas de que se necesitarían más recursos para salud, y en especial, para la salud mental, hechas por las administraciones durante la pandemia. Y en cuanto al tratamiento de las informaciones sobre personas con enfermedades, dijo que es necesario que el periodista sea empático pero también muy crítico y que contraste muy bien lo que publica.
Marta Arrufat coincidió en las aportaciones de las periodistas que la precedieron y hizo hincapié en la pregunta que hay que hacerse al informar sobre temas de salud: ¿qué aporta esta noticia a la sociedad?, ¿para qué le sirve ? Y lo resumió diciendo que las noticias no deben ser útiles para los protagonistas, sino para la sociedad.
Las tres periodistas estuvieron de acuerdo en que hay que vigilar mucho al no estigmatizar ni las enfermedades mentales ni quién las padece y, en lo que se refiere al tratamiento del suicidio, también coincidieron en que hay que hablar de ello como hecho social y como causa principal de la muerte en adolescentes. Roger Ballescà, como psicólogo experto, reconoció que este hecho no puede silenciarse y que hay que hablar del suicidio, pero no de suicidios.
Per explicar las particularidades de las enfermedades mentales, Ballescà las calificó de intangibles (no hay un órgano del cuerpo afectado), de visualizables sólo a través de la relación con los demás, de estigmatizadoras (incluso más que las enfermedades infecciosas) y que producen sensación de vergüenza, culpa y sentimientos invalidantes a quien las padece. Por eso, aconsejó a los periodistas que sean rigurosos en las informaciones sobre estos temas, que tengan mucho cuidado a la hora de titular y de mostrar imágenes, que den sólo los datos relevantes de los hechos noticiables y que tengan muy presente que no se pueden asignar comportamientos patológicos a grupos o colectivos por temas de salud mental. Para demostrar hasta qué punto los problemas derivados de la salud mental estigmatizan a personas y colectivos puso el siguiente ejemplo: La superación de cualquier patología puede ser motivo de orgullo personal y de reconocimiento por parte de los demás en nuestra sociedad; y, en cambio, cuando conocemos a alguien que ha sufrido un problema de salud mental, aunque lo haya superado, todos nos ponemos en guardia.
Acabadas las intervenciones, hubo un animado debate en el que participaron estudiantes y, sobre todo, los representantes de las diferentes entidades invitadas en la fila cero: Metges de Catalunya, Salut Mental Catalunya i l’Associació Catalana per la Prevenció del Suïcidi.