El Colegio de Periodistas de Cataluña y el Consejo de la Información de Cataluña, por la parte que nos toca, queremos abrir una reflexión serena y tranquila por cómo los medios de comunicación, especialmente en el ámbito digital, informaron de la muerte de Muriel Casals. Varios medios anunciaron la muerte de la diputada mucho antes de que se produjera y sin que hubiera fuentes solventes que validaran la noticia. El Código Deontológico del que nos hemos dotado colegiadamente los periodistas y que hemos acordado que debe regir nuestra práctica por responsabilidad hacia la sociedad a la que nos debemos dice, textualmente, que los periodistas deben “difundir únicamente informaciones fundamentadas, evitando en todo caso afirmaciones o datos imprecisos y sin base suficiente que puedan lesionar o menospreciar la dignidad de las personas “. De acuerdo con este principio, la credibilidad – basada en el rigor – de los periodistas y de los medios de comunicación en los que trabajan es un valor que hay que situar, lógicamente, muy por encima del de la inmediatez que exigen algunos canales o de la competitividad por “ser el primero”.
El Código Deontológico exige también un respeto especial al derecho a las personas a su intimidad, particularmente en situaciones de vulnerabilidad y enfermedad. El hecho de que la persona afectada sea conocida públicamente en ningún caso implica que la aplicación de este criterio deba ser más laxa. El trabajo del periodista se basa en el contraste de las fuentes y la correcta gestión de la información, con independencia del medio, digital o no, por lo que trabaja. En esto se diferencia la actividad del periodista de la del resto de ciudadanos, que aportan y comparten libremente informaciones y opiniones a las diversas plataformas y redes que tienen a su alcance. Cuando el periodista y el medio en el que trabaja priman la inmediatez o la ambición por encima del rigor y el respeto a los principios deontológicos, no sólo están degradando el ejercicio de su trabajo, sino que comprometen el fundamento, la credibilidad , porque olvidan su responsabilidad social como periodistas. Un periodismo sin principios es un periodismo que no cumple su función social y que, por tanto, no tiene futuro.
Por este motivo, desde el Colegio de Periodistas de Cataluña y el Consejo de la Información de Cataluña apelamos a la responsabilidad de nuestros compañeros de profesión y de los responsables de los medios de comunicación para que velen porque nuestra sociedad no tenga que vivir situaciones como la que vivimos hace unos días.